La Star Wars Celebration 2025 en Japón no solo celebró el legado de una franquicia que ha marcado generaciones, sino que también brindó espacio para una reflexión profunda sobre su vigencia en el mundo actual. Entre las voces más inspiradoras de este encuentro se encuentra la de Sigourney Weaver, quien, al igual que muchos de los grandes mitos de Star Wars, ha dejado una huella imborrable en la cultura popular. La actriz, quien se une por primera vez a esta saga a través de su participación en ‘The Mandalorian y Grogu’, próxima película de la franquicia dirigida por Jon Favreauque prevé su estreno el 22 de mayo de 2026 y en la que comparte reparto con Pedro Pascal, compartió en exclusiva con Fotogramas sus pensamientos sobre el poder de la historia creada por George Lucas y la relevancia de su mensaje en tiempos de crisis global.
«Creo que Star Wars es hoy más relevante que nunca, porque vivimos en un tiempo en el que las personas luchan por un mundo más seguro, más digno,» comienza Weaver, con una mirada profunda que refleja el peso de sus palabras. La actriz, conocida por su interpretación de Ripley en la saga Alien y por su incansable lucha por los derechos de las mujeres en Hollywood, se siente particularmente conectada con los valores que Star Wars ha transmitido a lo largo de los años.
Para Weaver, la esencia de Star Wars está en su mensaje de esperanza, resistencia y la lucha contra la opresión. «Formar parte de este universo me resulta profundamente inspirador,» dice, casi como si hablara de una causa en la que ha creído siempre. El viaje de su personaje en la nueva película, que se desarrolla en plena rebelión, encarna una lucha constante por el bien, un deseo de impedir que el mal regrese y que el Imperio vuelva a dominar la galaxia.
«Mi personaje nació en plena rebelión; es una de esas figuras decididas a impedir que el Imperio resurja,» explica Weaver. «En ese sentido, esta historia cobra ahora más sentido que nunca.» Sus palabras resuenan con la actualidad: un mundo fracturado por las guerras, las migraciones forzadas y las tensiones ideológicas. Las historias de Star Wars, aunque situadas en una galaxia muy, muy lejana, parecen tocar las fibras más sensibles de nuestro presente. En la saga, la rebelión no es solo un acto de lucha, sino un símbolo de resistencia ante un sistema que parece aplastar cualquier atisbo de esperanza.
El personaje de Weaver, dentro de esta narración, no es solo una figura heroica más, sino la representación de una convicción férrea, casi inquebrantable, que aboga por la justicia. «Sentí que era una combatiente del bien, sin matices,» confiesa la actriz, con una sonrisa que refleja la determinación de su papel. «Y hubo algo inquietantemente real en lo que hicimos este último año.» La conexión que Weaver establece con su personaje no es solo profesional, sino profundamente emocional. Es como si la actriz, a través de su interpretación, reviviera su propio compromiso con las causas en las que cree. En ese sentido, su trabajo en ‘The Mandalorian y Grogu’ es una extensión de su propia lucha por un mundo más justo.
«Porque, aunque este universo sea lúdico, sorprendente, maravilloso e infinitamente imaginativo, está arraigado en verdades y raíces muy profundas,» añade, hablando de la riqueza filosófica que subyace en las historias de Star Wars. La saga, aunque inmersa en una estética de ciencia ficción, se nutre de cuestiones existenciales, de la lucha entre el bien y el mal, de la búsqueda de la redención y el sacrificio por un ideal más grande que uno mismo. Para Weaver, estas historias, aunque distantes en el tiempo y espacio, siguen siendo una poderosa reflexión sobre la naturaleza humana.
La actriz se muestra agradecida por poder interpretar a una mujer fuerte y decidida en un universo como el de Star Wars. «Bendito seas, George Lucas,» dice, con una reverencia sincera hacia el creador de la saga. Para Weaver, la oportunidad de formar parte de esta narrativa no es solo una cuestión profesional, sino un acto de gratitud hacia una historia que sigue inspirando a generaciones enteras.
En un contexto global cada vez más polarizado, las palabras de Sigourney Weaver resuenan con una claridad cristalina: la lucha por la justicia, por proteger a los vulnerables y por resistir el mal nunca dejará de ser necesaria. Star Wars ha sido, y continuará siendo, una brújula moral que guía a quienes se atreven a luchar por el bien, sin importar cuán oscura sea la galaxia en la que se encuentren.
Se perdió una mañana de instituto para ver el final de ‘Perdidos’ y, aunque la leyenda cuenta que está en FOTOGRAMAS por sus tortillas de patata, la realidad es que lleva en la revista desde 2016 como “el chico de los vídeos”. Graduado en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid, un día se cansó de vivir entre muggles y, antes de que ‘Cinema Paradiso’ y ‘El espíritu de la colmena’ despertaran su fascinación por el séptimo arte, decidió (no) crecer imaginando su infancia entre hobbits y jedis. Vive enamorado de Emma Watson y Michael Scott, y está convencido de que su cima en la vida ha sido, es y será decirle a Viggo Mortensen en un ascensor que todavía guarda una figura de acción de Aragorn.
