El brutalismo en Santiago: ejemplos de un estilo arquitectónico que se reivindica

El brutalismo en Santiago: ejemplos de un estilo arquitectónico que se reivindica

El estreno de la épica cinta de 215 minutos The Brutalist, y sus 10 nominaciones a los Oscar, incluidas las categorías principales de Mejor Película, Director, Actor y Guion, han puesto el foco en una peculiar corriente arquitectónica. Se trata del estilo brutalista, o brutalismo, central en la película de Brady Corbet, que realiza toda una oda a este tipo de arquitectura cuyo nombre proviene del término francés ‘béton brut’ u ‘hormigón crudo’ y que tuvo su auge entre las décadas de 1950 y 1970.

¿Qué es el brutalismo?

A diferencia de otras corrientes arquitectónicas que buscan ocultar sus entrañas, el brutalismo las pone en primer plano. Tubos, canalizaciones eléctricas o escaleras, el estilo brutalista, las convierte en elementos estéticos clave. La crudeza, la austeridad y la exaltación de los materiales en bruto, especialmente del hormigón visto, le confieren a brutalismo un carácter áspero y monumental, en el que la funcionalidad se antepone a los adornos.   

Fotograma de la película ‘The Brutalist’, de Brady Corbet / cedida

El primer arquitecto de fama que utilizó el hormigón visto fue Charles-Édouard Jeanneret-Gris, más conocido como Le Corbusier. Aplica esta idea en la Unidad Habitacional de Marsella, un proyecto que le había encargado el Estado francés tras la guerra. Allí, materializó su visión de ciudad sostenible, tanto en costes, como en aprovechamiento de espacio. Esta manera de ver la arquitectura es central para el brutalismo, una respuesta racional a las necesidades sociales, especialmente en el diseño de viviendas e infraestructuras públicas. 

Unidad Habitacional de Marsella, Arq. Le Corbusier

Unidad Habitacional de Marsella, Arq. Le Corbusier / fundación Le Corbusier

Con su carácter monumental, robusto e imponente, los edificios brutalistas gozan de una presencia que impacta en el panorama urbano. A menudo, presentan formas geométricas masivas, fachadas de textura rugosa y volúmenes que enfatizan la materia y la estructura. Son precisamente estas particularidades las que lo han convertido en uno de los estilos más polémicos de la arquitectura del siglo XX. Hay quien lo admira por su autenticidad, pero también quien lo critica y discute por su aparente frialdad –y fealdad– estética.  

El brutalismo en Santiago de Compostela

Como corriente del movimiento moderno, el brutalismo también está presente en el paisaje urbano de Santiago. «Realmente o brutalismo chega, como sucede tantas veces, un pouco máis tarde a Galicia, incluso a Santiago. Igual que o noso barroco é máis tardío que o barroco italiano», afirma Luis Gil Pita, arquitecto y vocal de Cultura y Patrimonio del Colexio Oficial de Arquitectos de Galicia (COAG).

Entre los ejemplos representativos de este estilo, Gil Pita cita las viviendas económicas del Banco del Pobre (1962-63) de la arquitecta Elena Arregui Cruz López, una de las primeras mujeres que ejercieron la profesión en Santiago. Casada con el arquitecto compostelano Arturo Zas Aznar, es también autora del colegio de los Paules de Marín (1970), de la reforma del antiguo Seminario Mayor de Santiago de Compostela o del Plan Especial para la ampliación sur del Campus de Santiago (1980-86).

Viviendas del Barrio de San Ignacio de Loyola (Banco del Pobre), obra de Elena Arregui

Viviendas del Barrio de San Ignacio de Loyola (Banco del Pobre), obra de Elena Arregui / Gil Pita Nieto Peñamaría Arquitectos

Asegura Gil Pita que en el brutalismo presente en Santiago hay una cierta conexión con el barroco. «O noso barroco pódese entender como un certo brutalismo, porque non é un barroco de pedra caliza que hai noutros sitios ou outro tipo de materialidade. O noso granito é máis tosco, máis duro de traballar. Hai unha equivalencia ou unha equidistancia entre ese barroco e o brutalismo». «Non é que haxa moito exemplo de brutalismo en Santiago«, dice Gil Pita , pero «o que hai é dun nivel importante, o mesmo que pode haber en cidades máis econicamente desenroladas nese momento, como Vigo ou A Coruña, e porque chegan da man de maestros que manexaban información, viaxaban e estaban ao tanto dos modelos teóricos e formais».

Entre eles, cita a Andrés Fernández-Albalat Lois, uno de los más destacados arquitectos gallegos contemporáneos, que formó parte del movimiento moderno. La iglesia del Ensanche compostelano, de 1964, construida para acoger la parroquia de San Fernando, concebida como una creación moderna, en consonancia con el Concilio Vaticano II es obra del arquitecto coruñés.

La Iglesia de San Fernando, en el Ensanche compostelano, es de estilo brutalista

La Iglesia de San Fernando, en el Ensanche compostelano, es de estilo brutalista / PSF

De Fernández-Albalat hay otro ejemplo que destaca en Santiago, el edificio que acogió el desaparecido Banco Pastor, en la rúa Fonte de Santo Antonio de Santiago. Cuando la entidad financiera fue absorvida, pasó a ser propiedad del Banco Santander y ha sido recientemente rehabilitado. 

Antes de edificarse en 1975, el promotor tuvo que presentar dos proyectos diferentes para superar la resistencia de Patrimonio, que demoró el permiso una década. La oposición inicial se basaba en la normativa de la época, que protegía el conjunto histórico de Santiago y limitaba las construcciones en ese terreno. 

El edificio de Fernández-Albalat, que fue sede principal de la entidad crediticia, se enmarca en el período desarrollista de la España de posguerra, en esa corriente brutalista antes descrita que el mismo arquitecto puso en práctica en la fábrica de Sargadelos en Cervo (1967), la de Coca-Cola en A Coruña (1967) o en el estadio multiusos de San Lázaro en Santiago (1993). 

El estadio municipal de San Lázaro es también obra de Fernández-Albalat

El estadio municipal de San Lázaro es también obra de Fernández-Albalat / ECG

Otro arquitecto que experimentó con nuevas posibilidades como el monumentalismo moderno, el organicismo o el brutalismo, y que dejó su marca en Santiago es Fernando Moreno Barberá. En opinión de Gil Pita, «Moreno Barberá era un tipo moito máis fino, máis requintado. Si traballaba co formigón á vista pero hai unha limpeza na forma, xoga noutro código, ten máis elegancia». Con todo, obras como la Escuela de Maestría Industrial de Santiago, un edificio de 1959 que alberga actualmente el CIFP Politécnico de Santiago, responde a esa búsqueda de la eficacia funcional y al uso del hormigón armado, característicos del brutalismo.

La Escuela de Maestría Industrial, actual CIPF Politécnico de Santiago, construída en

La Escuela de Maestría Industrial, actual CIPF Politécnico de Santiago, construída en 1955 por Moreno Barberá / cedida

A esta misma visión pertenece otra obra de Moreno Barberá en Santiago, la Escuela de Magisterio, construída entre 1967 y 1969 en la avenida de Xoán XIII, hoy sede de la facultad de Enfermería y la de Ciencias da Educación. Su obra fue reivindicada en el último Pleno municipal por el concelleiro de Urbanismo, Iago Lestegás. «O brutalismo era unha arquitectura pensada, chea de carácter, asentada nun tempo concreto e iso é o que fai que resista, porque se non tivera valor non resistiría a piqueta dos novos tempos. Cando unha arquitectura é do seu tempo e é boa, antes ou despois os seus valores volven rexurdir», reflexiona Gil Pita.