
Hace unos meses, cuando Mario Casas nos confesó que «si tuviera el superpoder de escapar, desaparecería de alguna entrevista por miedo a meter la pata», Fotogramas no se dio por aludida y decidió emitir un aviso en forma de anhelo: «Su primera película como director, ‘Mi soledad tiene alas’ (2023), confirmó su deseo de echar a volar con una historia llena de alma y raíces que reflejaba esa pulsión, la del cine como arte y narrador de historias, que muchos prejuicios contra él habían soterrado (…) Abran paso y, sobre todo, no le corten las alas.»
Ha pasado poco tiempo desde que los Premios Goya 2025 le excluyeran incomprensiblemente de los nominados a Mejor Actor protagonista por ‘Escape’, aquella película delirante e inclasificable de esencia ‘coeniana’ dirigida por Rodrigo Cortés donde Mario Casas nadaba como pez en el agua en un recital interpretativo de humor negro. Olvidado el agravio y superada la afrenta, aquel a quien Fotogramas había bautizado como «el rompecorazones que no podía volar» se guardaba otra bala, un nuevo as bajo la manga llamado ‘Muy lejos (Molt lluny)’, ópera prima de Gerard Oms presentada en la Sección Oficial del Festival de Málaga 2025 que aborda, con una honestidad abrumadora y una frialdad casi documental, dilemas como la masculinidad tóxica, la crisis de la vivienda y la desolación y barreras del inmigrante en un país que no es el suyo para hablar, al mismo tiempo, de la crisis de identidad y la represión de la sexualidad autoimpuesta. De ello hablamos con Mario Casas, su protagonista, mientras una oleada de gente variopinta que desenvaina sus smartphones rodea la conversación que se desarrolla a los pies de la Alcazaba de Málaga. Pronto, el actor confesará que todo eso le da vergüenza y pensará en irse muy, muy lejos…
Eres seguidor del Deportivo de la Coruña pero, en más de una ocasión, has confesado que tu corazón futbolero le guarda un rinconcito al Barca. ¿Cómo ha sido llevar la camiseta del Espanyol y ponerse en la piel de un ‘perico’ durante toda una película?
Yo no soy muy futbolero. Sí he sido del Depor cuando he sido un chaval, más por mi padre cuando disfrutaba del Súper Depor. Me gusta el deporte en general, después me gustó cómo jugaba el Barcelona de Guardiola. Me gusta el deporte y ver a los equipos jugar bien. En este caso, me parece muy interesante dónde comienza el personaje en Montjuïc: un forofo que va con su familia a Utrecht (Países Bajos) a seguir al Espanyol en 2008 a un partido, en las gradas gritando. Y, sobre todo, cómo ese personaje, esa máscara que tiene, va a ir deconstruyendo toda su personalidad. A quién vamos a descubrir ahí debajo es lo que me parece interesante de ese punto de partida.
Camiseta del Espanyol y chándal como vestuario y seña de identidad de ese forofo deconstruido. Junto a la chupa de cuero de ‘Tres metros sobre el cielo’ se va a convertir en una prenda ya icónica de tu filmografía…
No me gustan mucho los cambios de ropa, también cuando he hecho una película como director. Cuando veo muchos cambios hay algo con lo que no acabo de empatizar del todo. Y más en lo casual, acabas usando las mismas zapatillas o el mismo pantalón. Hay algo de esto en lo cómodo que podemos ver a alguien en una película. El personaje de ‘Muy lejos’ tiene pocas prendas y le vemos siempre con la misma ropa. Al ser un rodaje complicado en Utrecht, al tener la misma ropa podía utilizar en montaje diferentes momentos a la hora de montar la peli y esto iba a favor del material que tenía Gerard Oms. Hemos construido muy a la par el personaje y nos gustaba mucho este tipo de cine.
Venimos de ‘Escape’, un registro en el que apenas te habíamos visto. Y, ahora, ‘Muy lejos’, donde encarnas a un personaje que está en las antípodas de la concepción que se puede tener de tu carrera como actor. ¿Es un nuevo Mario Casas o es el mismo Mario Casas de siempre pero con otras pulsiones?
No, es el mismo de siempre. Todavía está en cines ‘El secreto del orfrebe’, que es un drama romántico con el que, semanas atrás durante la promoción, la gente me preguntaba si estaba volviendo a ser el de antes (risas). Al final, uno se basa en los guiones y en las pulsiones que te generan las historias y los personajes. En este caso, ‘Muy lejos’ es una película muy especial por mi relación con Gerard Oms. Nos conocemos desde hace cinco o seis años y ha sido mi coach de interpretación desde que nos conocimos en ‘No matarás’. En su día, hace cinco años, le pregunté por escribir un guion, por dirigir… Quería saber si no se atrevía y aquí estamos. Al final, son las historias que hay detrás de esos guiones y no me rijo por nada más.
La premisa de ‘Muy lejos’ se aprecia desde la primera escena, cuando te vemos absorbido por esa masculinidad tóxica que impregna el lado más hostil de los hooligans del fútbol.
De repente, te encuentras con un personaje con una máscara dura, muy marcado por el fútbol, por la familia, un tipo homófobo y racista. Si el punto de partida es ese y lo que está escondiendo es algo que no va con todo eso, choca. Esto es lo que más puede llamar la atención de la película, pero, precisamente, fue esta contraposición lo que me resultó más interesante cuando Gerard me ofreció el personaje.
Esa dualidad es solo uno de los vértices de una historia que abraza muchas otras…
La película habla de muchísimas más cosas que la sexualidad: habla de una sociedad, de muchos que se fueron de España en la época de la crisis y de un tipo racista que tiene que aprender a dejar de serlo. La película toca temas interesantes y Gerars Oms lo hace de una manera sensible y con mucha inteligencia y, a la vez, es su historia. No es 100% autobiográfica, pero sí es una historia que Gerard Oms vivió al 70%: él se fue a Utrecht, tenía que escapar, descubrirse a sí mismo y buscar respuestas. Esta película tiene mucho que ver con la historia que vivió él.
Hace 16 años, en 2009, ya interpretaste a un personaje gay en ‘Mentiras y gordas’. El de ‘Muy lejos’ vive con una homofobia latente dentro de él y vaga por el mundo reprimiendo su propia sexualidad. ¿Cómo has abordado este cambio de registro tan extremo?
El personaje de ‘Mentiras y gordas’ era un chaval de 20 años que estaba casi descubriendo su sexualidad. En este caso, se reprime. Pero, para mí, lo más importante tenía que ver con algo universal que nos puede pasar a todos: quiénes somos realmente, el descubrir, el preguntarnos cosas, el buscar respuestas a algo que nos pasa en diferentes ámbitos, tanto personal como profesional. Para mí, lo interesante es este viaje a quién soy, qué es lo quiero, cómo la educación que ha recibido este personaje desde niño y que le ha dado su familia ha trastocado su vida, porque la educación que te da tu familia es algo que arrastras y acompaña desde que eres pequeño. ‘Muy lejos’ consiste en un viaje para aceptarte a ti mismo.
Uno de los personajes precisamente dice que «no puedes escapar de lo que eres».
La película al final se llama “Muy lejos”. Te vas muy lejos para recibir o para entender algo que, en realidad, está muy cerca, dentro de ti. A veces te tienes que ir a la otra parte del mundo o a otro país para separarte de todo lo que conocemos y salir de esa zona de confort. Y ahí, como este personaje, descubres quién eres realmente hasta aceptarte.
En alguna ocasión, ¿Mario Casas ha necesitado irse muy lejos?
Sí, no tanto como el personaje, como para desaparecer absolutamente del todo y encontrarme a mí mismo, pero hay momentos en los que sí. Ahora mismo, estamos haciendo una entrevista, hay gente mirando y me da algo de vergüenza (ríe). A veces, uno decide irse a otros lugares donde no te conocen tanto. Hay algo que pasó en la película, en Utrecht y es que no me conocía nadie. Fue una experiencia increíble estar seis semanas allí, ir por esos canales, pasear, estar rodando allí y que no te conociera nadie. A veces, simplemente, irte al campo a pasear, en mi caso solo con mis perras, ya me vale.
La película aborda el drama de la vivienda y de lo difícil que es encontrar un techo en plena crisis económica. ¿Te sientes interpelado personalmente al abordar este tipo de problemáticas sociales?
Hay cosas que me callo porque sé que mi opinión va a generar debate, pero intento estar comprometido con todo. Lógicamente, me quedo en el pause. En la película esto es importante, es parte de lo que le sucede al personaje en otro país. Yo puedo hablar de lo humano que le pasa a él en ese viaje y cómo en Holanda lo acogen a él, cómo llega un extranjero que no tiene absolutamente nada y ves cómo lo reciben o cómo el personaje de Yusuf me enseña a no tener un trato racista y, en realidad, a protegerme. Es una película que toca muchos temas y a través de un viaje muy humano, emocional y sensible.
‘Muy lejos’ no deja de ser, al mismo tiempo, un retrato de las miserias del inmigrante, de cómo el «nos están quitando el trabajo» cae por su propio peso cuando tu personaje se parte el lomo con esos ‘curritos’ que nadie está dispuesto a hacer. ¿Nada como ponerse en la piel del otro para entenderlo?
Es durísimo y el poder meterme en la piel de personajes así y salirte fuera un momento y decir “qué afortunado soy interpretando y contando historias” porque es un lugar muy bonito. Lo que está en mi mano es contar las historias lo mejor posible, llegar al público a través de los personajes, entretenerlos durante un rato, pero te das cuenta de lo complicado que es y más cuando te vas a otro país, como le pasa a mi personaje, donde no le dan trabajo. En este caso, soy un afortunado.
¿Algún recuerdo o experiencia que te lleves en la maleta del rodaje en Utrecht?
Hay una escena en la a mi personaje le han robado la bicicleta. A mí me impactaron las bicis en Utrecht. Cada vez que vas a cruzar tienes que estar atento para que no te atropellen. En el guion, después del me robo, hay un personaje que me recomienda pintar la bici para identificarla. ¿Qué pasó? Al segundo día de estar rodando allí, a mí me robaron la bici. Yo con mi chulería de aquí dije “la engancho a una farola” y al día siguiente no estaba. Me robaron esa y me robaron otra. En Utrecht, cuyos canales son más pequeños que los de Ámsterdam, es alucinante el mundo bicicleta.
Hay una escena muy bonita e íntima de ‘Muy lejos’ en la que enseñas a tu casera cómo chascar patatas y tu personaje le explica que se lo enseñó su abuela. ¿Qué es lo que más te ha enseñado tu familia?
Te podría decir que de quien más he aprendido es de mi madre, que es la que más me ha enseñado y me sigue enseñando, porque es la persona que tengo más cerca. Intentar ir bien por la vida y hacer las cosas lo mejor posible e intentar hacer el menor daño posible, eso es lo que me recuerda siempre mi madre.
Se perdió una mañana de instituto para ver el final de ‘Perdidos’ y, aunque la leyenda cuenta que está en FOTOGRAMAS por sus tortillas de patata, la realidad es que lleva en la revista desde 2016 como “el chico de los vídeos”. Graduado en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid, un día se cansó de vivir entre muggles y, antes de que ‘Cinema Paradiso’ y ‘El espíritu de la colmena’ despertaran su fascinación por el séptimo arte, decidió (no) crecer imaginando su infancia entre hobbits y jedis. Vive enamorado de Emma Watson y Michael Scott, y está convencido de que su cima en la vida ha sido, es y será decirle a Viggo Mortensen en un ascensor que todavía guarda una figura de acción de Aragorn.